La decisión del alcalde, Marco Morala, de abandonar el proyecto del Bosque Urbano ha causado estupor y críticas. Esta iniciativa, que contaba con el respaldo de cuatro millones de euros de fondos europeos, prometía transformar la antigua montaña de carbón en un espacio verde de 293.000 metros cuadrados. El área, que se convertiría en un nexo verde con el barrio de Compostila, ofrecería actividades deportivas, formativas y de concienciación ambiental.
El PSOE y otros grupos municipales han expresado su decepción y preocupación ante esta decisión. La propuesta del Bosque Urbano no solo buscaba ofrecer un espacio de ocio y concienciación, sino también impulsar el turismo y la economía circular en la región. Sin embargo, Morala ha decidido optar por otra iniciativa turística, cuyos detalles se anunciarán próximamente. Se rumorea que el nuevo proyecto podría involucrar la transformación de la torre de la Basílica de la Encina en un mirador y la apertura de un museo en el templo.
A pesar de la expectación generada por el anuncio del nuevo proyecto, muchos consideran que no puede compararse con el impacto positivo que el Bosque Urbano habría tenido en la ciudad. La concejala Mabel Fernández ha expresado su desacuerdo con la decisión, argumentando que el Bosque Urbano habría sido fundamental para el desarrollo turístico y económico de Ponferrada.
Además de esta polémica decisión, el alcalde ha anunciado otros cambios en la ciudad, como la renovación del entorno del Teatro Bergidum y la calle Obispo Osmundo. También se ha referido a la gestión de los autobuses urbanos y la posible compra de inmuebles, como el viejo Hotel Lisboa.
La crítica hacia el abandono del proyecto del Bosque Urbano por parte de Morala y el gobierno de Ponferrada es evidente. La ciudad ha perdido una oportunidad única de revitalización y desarrollo sostenible. Solo el tiempo dirá si la nueva iniciativa propuesta por el alcalde logra compensar esta pérdida.
